Entre bancos internacionales no hay acuerdo y las interrogantes se repiten en otras materias primas que suben en el marco de la recuperación económica mundial.
Los altos precios del cobre plantean la interrogante respecto al terreno sobre el cual se está moviendo, si es uno donde su valor se ve favorecido simplemente por la recuperación y las políticas de soporte a la economía o en realidad se trata del inicio de un nuevo superciclo impulsado por la aceleración de la descarbonización.
En el mercado no hay consenso en la materia, lo que a juicio de Juan Carlos Guajardo, director ejecutivo de Plusmining, no resulta extraño. “Una primera dificultad es que entre 2003 y 2012 experimentamos un superciclo histórico por lo que al usar el mismo término para describir la situación actual, se tiende a asimilar que ocurrirá algo similar y eso no es sencillo”, señala el experto nacional.
Desde su punto de vista, mientras en el pasado reciente el impulso provino de lo que denomina como “apogeo industrial de China”, en esta ocasión las apuestas están puestas en la transformación verde, pero indica que en ese proceso no está todo dicho.
“Es de esperar commodities ganadores (cobre, litio, níquel, grafito) y perdedores (carbón, platino). Pero aún deben decantarse las soluciones tecnológicas específicas que definirán este nuevo mundo. Los tipos de baterías que dominarán en la electromovilidad aún no están completamente definidas, por ejemplo”, señala Guajardo.
Ante un escenario abierto, los bancos internacionales han tomado posiciones opuestas, con Bank of America (BofA) y Goldman Sachs (GS) ofreciendo perspectivas alcistas de largo aliento sobre la base de cambios estructurales, mientras que JPMorgan y Julius Baer apuntando a un alza puntual basado en eventos coyunturales.
GS es sin duda el que más se ha aventurado, al señalar que “el cobre es el nuevo petróleo”. Según detallaron en el informe “El cobre será crucial para lograr la descarbonización y reemplazar el petróleo con fuentes de energía renovables y el mercado actualmente enfrenta una crisis de suministro que podría elevar el precio en más de 60% en cuatro años”.
En base a lo anterior, la entidad proyecta el precio del cobre en US$4,9 la libra dentro de un año y en US$6,5 en 2025, con lo que supera por lejos a Bofa, que en 2022 lo ve en US$4,17. Aun así, comparten bastante la línea de análisis.
Bank of America considera “la descarbonización junto con un aumento en la popularidad de las energías renovables y los vehículos eléctricos podría iniciar otro período de aumentos sostenidos de la demanda”.
Según detalla el reporte elaborado por el equipo que lidera el estratega de materias primas, Michael Widmer, “el potencial de consumo de crecimiento podría llegar a alrededor de 3% entre 2022 y 2025, en comparación con el 2% en los últimos treinta años”, por lo que aseguran que “sin una reposición de la cartera de proyectos (en la minería), el mercado del cobre puede funcionar vacío más allá de 2024″.
En tanto, JPMorgan muestra escepticismo, proyectando que el metal rojo está cerca de su techo y que caerá a US$3,6 en 2022. “Conforme se salga del confinamiento, el mundo pasará de comprar bienes intensivos en metal a gastar dinero en salir a cenar, visitar amigos y viajar”, señala el banco estadounidense.
Adicionalmente, sus analistas plantean que los incrementos de producción en las minas será suficiente como para responder a la mayor demanda de cobre por el cambio hacia energías renobables, que elevaría su consumo en 10% de aquí a 2025.
A esto último apuntan también Carsten Menke, director de investigación de próxima generación de Julius Baer, quien plantea que el ánimo optimismo en torno al cobre obedece principalmente “a las posibles interrupciones del lado de la oferta”.
De hecho, destacan que entre las preocupaciones se cuentan “las elecciones presidenciales del fin de semana pasado en Perú, una de las potencias del cobre de América Latina, donde un candidato de izquierda con planes de nacionalización está a la cabeza”. Sin embargo, Menke asegura que es altamente improbable que se llegara a cortar el flujo de cobre del vecino país. “Por lo tanto, seguimos siendo reacios a perseguir el repunte del cobre”, subraya.
Cabe destacar que el término superciclo ha reaparecido en la escena no solo a propósito del alza de 83,1% del cobre en un año, sino que también se ha utilizado para referirse a los commodities en general.
Esto debido a que tras la caída que se generó el año pasado en la primer etapa de la pandemia, la gran mayoría se dispara hasta niveles no vistos desde el superciclo impulsado por los chinos. El mejor ejemplo de aquello es el hierro, que en 12 meses acumula un incremento de 105%.
El asunto tampoco se acota a los metales. Los precios mundiales de los alimentos están en sus nivel más alto en más de seis años, con alzas de 85% en el maíz, 72% en el aceite de palma y 68% en la soja en el curso de un año.
Alex Sanfeliu, quien dirige a la corredora británica World Trading Group, aseguró a Bloomberg que la oferta de los alimentos sigue siendo escasa. “Esto abre la puerta a precios altos, alta volatilidad y una perspectiva amistosa para estar con nosotros por más tiempo (…) Quizás esto inicie un mini superciclo”, indicó.
Ante este variado panorama de alzas, en el marco desequilibrios de oferta y demanda, en otro informe Goldman Sachs ha señalado que “las materias primas siguen siendo la clase de activos con mejor rendimiento de 2021″.
Fuente: La Tercera