El Banco Central del país andino pone sus fichas en el proyecto de la compañía de Anglo American para retomar el crecimiento. En sus proyecciones, el sector podría crecer 8,6% el próximo año, si se entra a full la capacidad operativa del yacimiento.
Por María Gabriela Arteaga
Tras cuatro años desde el inicio de su construcción y a tres meses del inicio de su operación comercial, la gigante minera peruana Quellaveco -proyecto desarrollado por Anglo American- se ha convertido en la principal apuesta para el crecimiento esperado de la industria y del país en 2023.
Según el último informe de proyecciones del Banco Central del país andino, la producción de la industria minera metálica retomaría su expansión el año entrante, con una estimación de avance del 8,6%, muy distante del 0% previsto por el ente para 2022.
El estratega de Acciones para Perú y Colombia, LarrainVial Research, Luis Ramos, explicó que “se espera que la actividad minera se dinamice por la entrada en operación a full capacidad de Quellaveco, así como la recuperación gradual de producción minera de Las Bambas y Cuajone, ambas afectadas por la conflictividad social” en este ejercicio.
Efecto protestas
En ese particular, los proyectos, pertenecientes a MMG y Southern Copper respectivamente, paralizaron sus operaciones por más de 50 días en el primer semestre de 2022.
En tanto, la construcción del proyecto de oro San Gabriel de Buenaventura se interrumpió en junio y recién se reanudó en noviembre. Por su parte, Newmont señaló que pospondrá el proyecto de oro Yanacocha Sulfuros, inicialmente programado para 2023, hasta el segundo semestre de 2024.
En esta línea, el fundador de Plusmining, Juan Carlos Guajardo, recordó que el impulso productivo de la nación se había producido desde 2021 por la entrada en operación de Mina Justa. Sin embargo, esto no se reflejó en 2022 por los “conflictos sociales e interrupciones” que se dieron durante el periodo en algunas de las principales mineras.
Para el presidente de la Cámara Peruano-Chilena de Comercio, Juan Carlos Fisher, una vez estén todas operativas, si es que ocurre en los próximos trimestres, las exportaciones de cobre “crecerían entre 10% y 15%, equivalente a unos US$ 200 millones mensuales adicionales a lo que ya envía Perú”.
Gran parte de este aporte sería de Quellaveco como “el gran impulsor de la producción minera”, ya que anualmente añadirá alrededor de 300.000 toneladas métricas; es decir cerca del 15% de la producción anual del metal rojo en esa nación.
“Lo que se visualiza, es el fortalecimiento de Perú como segundo productor de cobre en el mundo. Más aún, considerando que, a diferencia de Chile, Perú cuenta con una amplia cartera de proyectos mineros greenfield (como es el caso de Quellaveco), lo que lo sitúa como un país atractivo en términos de proyectos mineros sin desarrollar”, comentó Guajardo.
Con este impulso, los expertos proyectan que el PIB peruano puede crecer en torno al 2%-3%, aunque advierten que este rango puede ser revisado a la baja “si se presentan disrupciones relevantes en la actividad productiva”.
Desafíos de la industria
La escasa capacidad para sostener acuerdos entre las mineras, el Estado y las comunidades y el surgimiento de nuevos bloqueos a yacimientos que operaban con normalidad han afectado al sector y obligado a posponer las decisiones de inversión.
De hecho, de cara a 2023, aún hay proyectos que no entran en operación, como es el caso de la ampliación de Toromocho, que podría ver materializada su inversión iniciado ya el nuevo año.
En ese sentido, Guajardo advirtió que siguen existiendo factores externos que podrían obligar a detener inversiones o proyectos “por un tiempo considerable”.
Entre ellos los conflictos con las comunidades, que ya se presentaron en 2022 y, según indicaron desde la industria, también se pueden presentar accidentes y condiciones inciertas.
Por esto, “lo más relevante a monitorear será el corredor sur del país, zona que alberga justamente a Quellaveco, Las Bambas y Cuajone, impulsores de la actividad minera el próximo año”, comentó Ramos, quien además indica que estos yacimientos “son susceptibles a protestas de comunidades, tal como lo vimos en el reciente episodio de convulsión social desencadenado por la crisis política en el país”.
A esto, estimó Fisher, se pueden sumar factores externos. Por ejemplo, “si la guerra en Ucrania provoca una suspensión repentina del flujo de gas a Europa proveniente de Rusia; si los nuevos brotes de Covid-19 y los confinamientos reprimen aún más el crecimiento en China; si se encarecen los alimentos debido a los bloqueos internos de la carretera y las condiciones climatológicas”.
Finalmente, de cara a 2024, el jefe de investigación de Renta4 de Perú, César Romero, explicó que “no se observa un efecto de este subsector en la proyección para ese período por el efecto Quellaveco, dado que estaría llegando a niveles de plena producción”.
Fuente: DFSud