Entrevista con el director ejecutivo de Plusmining, Juan Carlos Guajardo:
El experto también aborda las oportunidades que tiene el país para reforzar su posición de liderazgo en industrias como el cobre y el litio, fundamentales para la transición energética global.
Por Tomás Vergara P.
La crisis por la que atraviesa la estatal Codelco, como consecuencia del impacto que está teniendo en la producción el retraso de los proyectos estructurales, genera preocupación en la industria, principalmente por el efecto de largo plazo que puede tener en la principal productora de cobre a nivel global.
El director ejecutivo de la consultora Plusmining, Juan Carlos Guajardo, alerta que ésta es uno de los eventos de mayor preocupación en los 50 años de la corporación, y advierte que «si no se enfrenta bien, claro que puede amenazar el futuro de la empresa, sin ninguna duda».
¿Cómo ve la situación por la que atraviesa la estatal Codelco?
«Codelco vive una de las crisis más importantes de su historia, que se venía anunciando por los proyectos estructurales que eran necesarios para paliar la caída productiva de los yacimientos, y eso está ocurriendo con retrasos que van a impedir que haya esta compensación en la producción. Esto tiene un impacto económico directo en los ingresos, pero también en los costos, ya que hay costos fijos muy relevantes en una compañía del tamaño de Codelco, y eso puede generar dinámicas negativas de las que cuesta mucho salir».
¿De dónde puede la empresa conseguir recursos para enfrentar el plan estratégico para los próximos años?
«Va a ser muy complejo, la única solución que uno visualiza es el endeudamiento, a menos que el dueño quiera hacer un aporte extraordinario, pero en estos tiempos en los que hay tantas demandas sociales y demandas por gasto público, es difícil pensar en esta alternativa».
¿Hay una responsabilidad de gobiernos pasados que no se preocuparon de capitalizar la empresa?
«Este es un tema de fondo, mi visión es que este no es solo un problema de dinero. Muchos culpan a que no hubo plata en gobiernos anteriores, lo que es cierto, pero es parcialmente la causa. En realidad, el problema tiene más que ver más con que el proceso de toma de decisiones no ha podido desligarse de los ciclos políticos, lo que hace que los últimos directorios hayan evitado tomar decisiones de largo plazo y se hayan remitido a su período solamente, lo que ha desencadenado en que los proyectos presentan dificultades y retrasos. Esto hace difícil que puedan tomarse decisiones de largo plazo, llegando a una situación en la que se hicieron todos los proyectos en paralelo».
Se espera que a 2030 crezca con fuerza la demanda de cobre, ¿qué rol jugará Chile?
«Aquí Chile tiene una oportunidad si hace bien la pega, podría distinguirse en un mar de problemas que hay en todas partes. Pero hay tres temas en paralelo, que son determinantes para la inversión minera y de otros sectores, que si se trabajan bien, podrían darle una oportunidad al país. En el plano constitucional, se debe asegurar que la propiedad de los recursos tiene un resguardo de largo plazo. En el royalty, que la carga tributaria total no exceda el nivel de los competidores que está en el rango de 43-45%. Y en el plano de la evaluación ambiental, que las resoluciones sean a firme y que no existan cuestionamientos vía judicialización»
¿Tiene esperanzas en que pueda haber cambios en el proyecto de royalty?
«La esperanza está, porque se han visto progresos desde los últimos meses, se ve una intención de llegar a algo constructivo, pero todo esto se puede desbaratar si en la línea final no existe convicción o voluntad de llegar de buena manera a la meta. Aún falta ponerse de acuerdo en las metodologías que estiman la tasa total, porque el riesgo es que la tasa quede en un nivel demasiado alto para poder sostener decisiones de inversión de la magnitud de la industria minera. Con niveles cercanos a 50%, los inversionistas tienden a evitar estas jurisdicciones».
Respecto al mercado del litio, ¿cómo ve la situación de Chile respecto a sus competidores?
«Estamos en una situación de rezago frente a países como Argentina y Australia, pero Chile todavía puede enfrentar la situación si adoptara algunas medidas, como la situación del salar de Atacama, donde es fundamental abordarla ahora, el contrato de SQM vence en 2030 y el de Albemarle en 2043, pero todas las proyecciones apuntan a que se puede asegurar que el litio tendrá vigencia hacia 2030-2035, más allá de eso hay amenazas bien fuertes».
¿Comparte la idea de contar con una empresa nacional del litio?
«Si vamos a plantear una empresa estatal del litio, hay que tener plena conciencia de que se deben hacer las cosas distinto para que sea un aporte y no caiga en problemas de gobernabilidad, ni financieros. Lo otro es que yo creo que el país tiene instrumentos a la mano que son más rápidos para poder aprovechar el boom del litio, por ejemplo, con empresas del Estado que ya hay. También está Corfo, que por varios años ha desarrollado conocimientos y tiene instrumentos para poder desempeñarse en esta industria».
Fuente: El Mercurio