A la fecha, gracias a la continuidad operacional de la industria local, se han estirado las diferencias. Sin embargo, existe preocupación por los contagios y se prevén consecuencias para el resto del año.
A comienzos de esta semana, la industria minera peruana retomó la operación de sus faenas, volviendo a la normalidad, a casi dos meses de que se suspendieran parcialmente las labores producto de la pandemia.
A diferencia de lo ocurrido en Chile, ese país vivió el cierre de varias faenas de mediano y gran tamaño, impactando fuertemente las cifras de la industria. Según informó el Ministerio de Energía y Minas de Perú, la producción de cobre en abril alcanzó las 125.225 toneladas métricas finas, lo que representa una baja del 33,4 % versus igual mes de 2019.
Según la entidad, la caída se da “debido a que las empresas mineras continuaron desarrollando solo actividades crítica según lo establecido por el estado de emergencia” implementado por la pandemia. En esta línea, al cuarto mes del año, la producción reflejó una caída de 17,4 %, en comparación con el mismo período del año pasado.
Con todo, las estimaciones de la consultora Plusmining apuntan a que, producto de la pandemia, el sector ya ha perdido unas 200 mil toneladas de producción, cifra que podría seguir creciendo. “Nosotros estimamos un impacto sobre las 200 mil toneladas, queda ver como será la recuperación y si se han generado consecuencias de largo plazo o no, pero pensamos que la caída se notará aún más en los números de mayo, y podría llegar al 15% en el recuento anual”, explica Juan Carlos Guajardo, director ejecutivo de Plusmining.
Situación local
A nivel local el panorama ha sido diametralmente opuesto, e incluso la producción ha crecido en el primer cuatrimestre, debido a la continuidad operacional de las grandes faenas.
No obstante, desde Plusmining advierten que el impacto se podría ver más adelante, y estiman que, solo por efecto de la pandemia, la contracción sería de un 5,5%, “La industria lleva más de dos meses con dotación reducida. Las mineras están enfocadas en mantener la producción y centrados exclusivamente en la extracción, pero todas las demás tareas, como la preparación de nuevas áreas, se han visto afectadas”, añade Guajardo, que recuerda que la industria además pasa por un complejo momento por la sequía que afecta a la zona central.
Estas proyecciones tampoco consideran el escenario más temido para la industria, que tiene que ver con que se desate un brote en alguna faena y se tengan que detener los trabajos. Las alarmas se encendieron tras la muerte de un trabajador de la división Chuquicamata de Codelco, que llevó a los sindicatos a amenazar con una paralización en caso de que no se extremen las medidas de seguridad. Ayer, una de las organizaciones de esa división solicitó a la empresa comenzar a operar solo con servicios mínimos, ante la compleja situación que atraviesa la ciudad de Calama.
Las distintas federaciones de trabajadores de mineras públicas y privadas se reunieron esta semana de manera telemática para abordar la situación y acordaron un plan de acción que contempla oficiar a diferentes organismos gubernamentales para hacerle llegar las inquietudes de un sector que, según las cifras del Ministerio de Minería, al cierre del mes de mayo contaba con 528 trabajadores contagiados.
Fuente: El Mercurio