Los expertos coinciden en que la cotización del commodity se mantendrá en torno a los niveles actuales y que la estimación de la Dipres sobre su aporte a los ingresos fiscales es demasiado conservadora.
El sostenido avance que está mostrando la cotización del cobre ha llevado a algunos a soñar con un nuevo «súper ciclo» minero, como el vivido entre 2003 y 2014. Un nuevo boom de precios del metal sería una solución casi mágica para volver a llenar los fondos soberanos, reducir la deuda y darle solidez a unas estresadas arcas fiscales.
Con los pies en la tierra, los expertos llaman a la cautela sobre un nuevo boom. «Probablemente no», responde el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), Marco Riveros, a la consulta sobre si el alza en el cobre puede indicar el inicio de un nuevo superciclo.
A su juicio, el precio del metal está siendo impulsado por una oferta más débil, bajos inventarios disponibles en las bolsas de metales, la depreciación del dólar y la expectativa de una recuperación económica en 2021 si se supera la pandemia.
Si bien no descarta que en el corto plazo el metal pueda seguir subiendo, el gerente de Estudios de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), Álvaro Merino, precisa que el rápido aumento en la cotización reciente «se explica, principalmente, por el fuerte impulso de los fondos de inversión». También advierte que el próximo año va a ingresar al mercado una oferta importante de cobre y que subsisten riesgos económicos y geopolíticos globales que podrían afectar su cotización.
No se repite
El director ejecutivo de Plusmining, Juan Carlos Guajardo, ve probable que estemos al comienzo de una nueva fase de precios altos, aunque no de un «súper ciclo» como lo proyecta Goldman Sachs. «Para hablar de superciclo habría que comparar con lo ocurrido entre 2003 y 2011, que fue un periodo extraordinariamente fuerte para el precio el cobre, pero bajo condiciones que es muy difícil que se repitan», afirma. Explica que que en esos años el despegue de la economía china disparó la demanda por cobre, lo que elevó el precio cuando la industria no logró expandir su producción al mismo ritmo.
«Hoy no se visualiza una expansión equivalente de dicha economía que dé impulso permanente y creciente a la demanda de cobre», estima Marco Riveros. Precisa que si bien la irrupción de las tecnologías de electromovilidad y energías verdes, impulsadas por los efectos del cambio climático, generan más consumo de cobre, no sería suficiente para que sea equivalente a la demanda china en el superciclo.
Guajardo añade otros factores que podrían ayudar a sostener el precio en niveles altos, entre ellos que es difícil que la industria minera pueda responder rápidamente frente a mayores precios.
«No es tan fácil ampliar la producción pues ha habido baja inversión en los últimos años y hay más dificultades para desarrollar proyectos mineros debido a exigencias sociales y ambientales», dice. Además, la descarbonización mundial hace que la demanda de cobre aumente, mientras que los planes de estímulo adoptados por las autoridades monetarias constituyen un «viento de cola» para el cobre, que atrae nuevos inversionistas que lo buscan como activo financiero.
Perspectivas para 2021
Con todo, hay optimismo. El vicepresidente de Cochilco explica que en octubre proyectaban que en 2021 el precio promedio anual se ubicaría en US$ 2,9 la libra, aunque advertían que ciertas condiciones de mercado podrían elevar esa estimación. “Hemos visto que esas condiciones sí se han dado, por lo que probablemente en nuestro informe de enero la proyección se corrija al alza”, adelanta.
Álvaro Merino estima que debido al incremento esperado de la oferta y a un discreto aumento de la demanda, la cotización del cobre debería cerrar el año 2021 con una cotización promedio inferior a US$ 3,5 por libra. Pero plantea que hay elementos de riesgo que podrían presionar a la baja el precio del cobre, como los efectos de una segunda ola de Covid y las tensiones geopolíticas entre China y Estados Unidos. “Es probable que dichas tensiones se moderen con el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pero no van a desaparecer”, acota.
El director ejecutivo de Plusmining estima que probablemente los próximos dos años el metal tendrá precios relativamente altos. Para 2021 apunta a un promedio anual de US$ 3,35 la libra, la cotización más alta del commodity desde 2012.
Ingresos del Fisco
Aunque un precio del cobre más elevado es una buena noticia para las arcas fiscales, existe discrepancia a la hora de estimar ese impacto.
En junio de 2019, la Dirección de Presupuestos actualizó el efecto de las variaciones del precio del cobre en los ingresos fiscales. “Hubo un tiempo en que un centavo de dólar menos en el precio del cobre equivalía a US$ 60 millones, pero hoy nuestra mejor aproximación para 2019 es de US$ 24 millones”, dijo entonces a PAUTA el jefe de Estudios de Dipres, Cristóbal Gamboni. Desde el organismo precisan que la estimación sigue vigente.
Pero en el mundo del cobre no todos comparten esa estimación. «Nuestros cálculos indican que sobre un determinado nivel de precios del cobre, por cada centavo adicional que se incrementa la cotización del metal, las arcas fiscales aumentan en US$ 60 millones, que se explican por US$38 millones por concepto de excedentes de Codelco y US$ 24 millones por tributación de la minería privada», afirma el gerente de Estudios de Sonami.
Los números de Juan Carlos Guajardo también difieren. En su caso, usó los datos de Cochilco sobre precio del cobre, aporte de la gran minería privada y de Codelco para construir un modelo econométrico para diferentes periodos. «El dato más representativo, porque es para un periodo largo de tiempo, es que entre 1999 y 2019 cada centavo adicional que se mantiene por el año completo se traduce en US$ 40 millones extra para el Fisco», dice. Para la última década, agrega, la contribución estaría en torno a US$ 60 millones.
Fuente: Pauta