Producción de cobre en Chile no repunta, y tendencia negativa se extiende por más de cuatro años.

Si bien una de las razones que explican este fenómeno es el impacto de la pandemia, se suman otros efectos, como la lenta reposición de los proyectos con una menor ley de minera.

Por Tomás Vergara P.

Una preocupante tendencia es la que se viene viendo a nivel local en la industria del cobre, con una caída transversal en los niveles de producción que se arrastra desde hace algunos años.

De acuerdo con cifras de la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), desde 2018 la producción anual del país se ha con-traído en un 9%, cerrando el 2022 con un indicador de 5,3 millones de toneladas, cifra que, a su vez, significó un desplome de más de un 5% respecto al ejercicio anterior.

En lo que va del año y con cierre al mes de abril, último dato disponible, la tendencia sigue siendo negativa, acumulando a nivel nacional 1.665 toneladas de cobre fino, lo que representa un retroceso de 1,9% respecto del primer cuatrimestre de 2022. Medido en toneladas, se trata unas 32 mil que se han dejado de producir.

Uno de los más afectados es la estatal Codelco, cuyo aporte se empina por sobre las 453 mil toneladas, un 11% menos que el año anterior, cifra que también marcó uno de los peores desempeños.

A nivel nacional, solo en abril se reportaron 416 mil toneladas de producción, lo que también estuvo por debajo del registro del mismo mes en el pasado ejercicio. Asimismo, en 24 de los últimos 28 meses se vieron contracciones en términos interanuales.

Sobre las razones que explican esta tendencia, el director ejecutivo de la consultora Plusmining, Juan Carlos Guajardo, apunta a factores de corto plazo como las consecuencias de la pandemia, que vinieron a alterar los planes de desarrollo minero y la sequía que golpea a las minas de la zona central.

«De largo plazo es el problema de insuficiente desarrollo de nuevos recursos mineros que reemplacen la natural caída del ley. Pocos descubrimientos debido a un marco para la exploración poco amigable con las compañías júniors se han traducido, a lo largo de muchos años, en que hoy Chile no es capaz de reemplazar sus recursos mineros decrecientes a la velocidad requerida. Y también está la dificultad en los proyectos estructurales de Codelco, que por su magnitud tiene un impacto en sí mismo», detalla Guajardo.

Desde Cochilco señalan que entre las razones figuran la caída en las leyes del mineral, problemas en el desarrollo de proyectos que han interferido con la producción, menor disponibilidad hídrica y dificultades operativas de las compañías.

En cuanto a cómo poder revertir esta situación, el director ejecutivo de Cesco, Jorge Cantallopts, advierte que es clave tomar cartas para el futuro. «Medidas destinadas a atraer inversión para nuevos proyectos, pero también medidas de gestión que permitan subir la producción y también ajustar los costos. Esto es especialmente relevante en Codelco, que sigue siendo la empresa más importante de nuestro país y la que está enfrentando los mayores desafíos», comenta.

Sobre el impacto de esta situación sobre las arcas fiscales, ambos expertos coinciden en que esta ha podido ser compensada por otros factores, como la cotización que tiene hoy el mineral, ya que si bien el sector ha enfrentado importantes turbulencias, el metal rojo acumula un valor promedio en el transcurso del año de US$ 3,07 por cada libra.

«El fisco chileno ha tenido suerte de que esta caída en la producción de cobre ha sido compensada con ingresos extra-ordinarios del molibdeno y del litio, pero sin duda que menor producción impacta en menores ingresos, sobre todo porque uno de los componentes más importantes en la caída de producción es Codelco», añade Guajardo.

Con todo, desde Cochilco consignan que mantienen sus estimaciones en torno a una recuperación del indicador de producción este año. Aunque de todos modos, el vicepresidente ejecutivo de la institución, Joaquín Morales, admite que «estamos disminuyendo la tasa de crecimiento productivo realizada a inicio del presente año. Estimamos que en el segundo semestre la producción debería evidenciar una recuperación por mayores aportes de Quebrada Blanca Fase II y Escondida.

Fuente: El Mercurio