Las causas que explican la situación de Codelco, lo que está en juego para la empresa y las perspectivas que tiene, fueron abordadas en profundidad en el foro organizado por Voces Mineras y el Colegio de Ingenieros de Chile.
Por Voces Mineras
Ante una audiencia cercana a las 400 personas, entre asistentes y quienes se conectaron vía Zoom, el presidente ejecutivo saliente de Codelco, André Sougarret, junto a expertos y ex altos directivos de la Corporación abordaron el complejo escenario por el que está atravesando la minera estatal, sus principales desafíos, las expectativas sobre su desempeño futuro y las posibles vías para su recuperación.
Organizado por la asociación gremial Voces Mineras (VVMM) y el Colegio de Ingenieros de Chile (CdI), el evento contó con el análisis especialista del economista Juan Carlos Guajardo, director ejecutivo de la consultora Plusmining, quien en conexión desde Australia, se refirió a lo que está en juego para Codelco. Como contraparte, se tuvo la visión de la propia empresa, representada por su presidente ejecutivo, quien profundizó en las razones que llevaron a la minera a la situación en la que hoy se encuentra y cómo esperan que irá recuperándose.
Posteriormente se realizó un panel con los comentarios expertos de Óscar Landerretche, académico del Dpto. de Economía de la Universidad de Chile y ex presidente del Directorio de Codelco; y Sergio Jarpa, presidente de Voces Mineras y ex vicepresidente de la División Codelco Norte, con la moderación de Juan Carlos Latorre, segundo vicepresidente del CdI.
Guajardo: Se necesita un golpe de timón
El director ejecutivo de Plusmining inició su presentación mostrando cómo desde 2008 Codelco fue perdiendo la ventaja que tenía en su ley de cobre, sufriendo una caída más acelerada que el resto de la industria (de 32% versus 4% en los últimos 20 años). “Por lo tanto, no se puede desconocer que Codelco tenía la obligación de plantear una respuesta ante esta situación”, planteó.
El mismo fenómeno –puntualizó- se ha dado desde la perspectiva de los costos, en que la minera estatal también tenía una marcada ventaja respecto de sus pares (del orden de cUS$40/libra). “Esa brecha se ha ido cerrando y se ha reducido a la mitad”, dijo Guajardo, acotando que, dicho deterioro se ha traspasado a los activos de la cuprífera, que han caído al tercer y cuarto cuartil de costos, con excepción de El teniente y Ministro Hales.
Citando información aportada por Voces Mineras, el economista expuso cómo los proyectos estructurales –“que tenían la promesa de consolidar a Codelco sobre los 2 millones de toneladas de cobre al año” –, han tenido sucesivas postergaciones en las diferentes administraciones de la empresa, lo que se ha convertido más bien en un patrón, opinó. A su juicio, estas desviaciones están muy por sobre el promedio de la industria, con rangos de 75 a 130% más. Pero además, los proyectos registraron importantes sobrecostos de capital que, comparados con el estándar de la industria, muestran una desviación promedio del 40%, dijo.
Esta situación, expuso Guajardo, se ha combinado con otro elemento crítico, que denominó como la falta de consistencia en la estrategia de la empresa. En ese sentido, cuestionó que de un plan estratégico (de 2019-2021) que estaba enfocado en el cobre y subproductos, en la mina y concentradora y en asegurar el avance de los proyectos estructurales, actualmente se incorpore al litio, se vuelva a priorizar las fundiciones y refinerías, y se contemplen desarrollos distintos de los proyectos estructurales (DMH subterráneo y lixiviación de sulfuros en RT).
Advirtió que esto ha derivado en que no se cumplirá la promesa de aumentar la producción en el largo plazo, pasando de una proyección de 2 millones de toneladas de cobre al año a un promedio de 1,7 millón anual, “una pérdida relevante, de casi 7 millones de toneladas de cobre entre 2023 y 2040, equivalentes a US$10.000 millones en menores excedentes”, señaló.
Asimismo, el director ejecutivo de Plusmining llamó la atención sobre el endeudamiento de Codelco, en que la ratio deuda neta/Ebitda ha sido 2,7 veces mayor que el promedio de sus pares en los últimos dos años, lo que está resultando en una corrección a la baja de los aportes de la Corporación al Estado.
Para Guajardo, en el presente quinquenio la minera enfrentará uno de los periodos más difíciles de su historia. Comentó que las holguras productivas que antes tenía y permitían mitigar el bajo desempeño de los proyectos estructurales, se han agotado. En su opinión, Codelco se encuentra en un punto de inflexión, con una competitividad que empeorará aceleradamente hacia 2027 y enfrentada al dilema de tener que seguir invirtiendo para corregir. En este punto, estimó que las necesidades de inversión llegarían a US$30.000 millones en los próximos cinco años, es decir, más de US$5.000 millones anuales.
De acuerdo con el economista, para su financiamiento la empresa dispondría de alrededor de US$16 mil millones provenientes de fuente interna (vía depreciación y amortización), pero requeriría de recursos externos por alrededor de US$13.700 millones. “Entonces si tomamos en cuenta la deuda actual, del orden de US$17 mil millones (al cierre de 2022), y le sumamos los US$13 mil millones que faltarían, si es que no hay capitalización, la deuda se elevaría por sobre US$30.000 millones”, advirtió, cifra que coincide con el informe publicado recientemente por Cesco.
El analista puntualizó que la deuda actual de Codelco equivale al 15% de la deuda total del Gobierno y al 6% del PIB y que, de darse el rumbo proyectado, para 2027 la deuda llegaría a un 25% de la deuda total del Gobierno y a un 10% del PIB. “El aporte al fisco, por lo tanto, se ubicaría bajo el 2% y si lo corregimos por el cálculo de la retención de utilidades, el aporte al fisco sería de 0,5%. Son varones bastante exiguos”, manifestó.
Con todo, Guajardo destacó que la administración de Codelco está trabajando fuertemente para poder desplazar el endeudamiento de corto plazo hacia el largo plazo, de manera de descomprimir esta presión.
Respecto de las razones que han llevado a la empresa hasta donde está, el director ejecutivo de Plusmining hizo notar que Codelco carece del marco necesario para desenvolverse de manera óptima. En ese sentido, criticó la influencia de los ciclos políticos en la gestión de la compañía, lo cual se traduce en un problema de gobernanza y falta de incentivos para tomar decisiones que impacten en el largo plazo (se privilegia el corto plazo por la duración de las administraciones).
A su juicio, esto se resolvería con una reforma importante que refuerce la autonomía de la minera, para permitirle desarrollar una estrategia de negocios clara y sostenida en el tiempo. “Lo ideal sería poder dar un golpe de timón”, dijo, que implique cambios en el gobierno corporativo para tener un Directorio altamente técnico y autónomo de los ciclos políticos.
Sougarret: Tendremos proyectos rentables y exitosos
Por su parte, y en lo que sería una de sus últimas presentaciones como presidente ejecutivo de Codelco, André Sougarret planteó que desde los años ‘90 en la Corporación se preveía la necesidad de invertir en proyectos estructurales y que de no hacerlo, la producción caería a partir de 2020, con el riesgo de convertir a la minera en una empresa irrelevante.
“Había que tomar esa decisión a tiempo, porque estos proyectos mineros, que son de largo plazo, entre el diseño, la aprobación de la inversión, la autorización de los permisos, su construcción y la puesta en marcha, se requiere de un largo tiempo para su implementación. Sin embargo, la decisión se postergó y hoy nos pasa la cuenta”, sostuvo. En ese sentido, hizo ver que la inversión de Codelco se sextuplicó en dos décadas, pasando de un promedio de US$559 millones anuales entre 1990 y 1999, a US$1.253 millones entre 2000 y 2009, para saltar a US$3.300 millones por año entre 2010 y 2019.
Reconoció que, por la magnitud y complejidad de este tipo de proyectos, la práctica general de la industria es desarrollarlos uno a uno, no obstante, debido a la tardanza en la decisión de avanzar en ellos, Codelco tuvo que hacerlos simultáneamente. “Era indudable que esta era una tarea titánica, de grandes desafíos para nuestro balance financiero, de alta complejidad en términos constructivos, pero impostergable por el escenario previsto y que, de no construir, nuestra producción bajaría casi al 75% de nuestra capacidad productiva”, afirmó.
Entre las complejidades de estos desarrollos, mencionó el hecho de ser proyectos pioneros en su disciplina. “No son minas simples, son únicas, probablemente comparables a dos o tres conocidas en el mundo”, comentó, destacando además que están en la frontera del conocimiento, con riesgos geotécnicos por el comportamiento variable de la roca.
“Los cuatro megaproyectos que hoy tenemos, además de ser brownfield, se construyen en el lugar en que están los yacimientos existentes, la mayoría en producción y con instalaciones que a la par deben ser modificadas, aumentadas y mejoradas. Algunos son de tan largo aliento, que exigirán financiamiento permanente, por ejemplo, Chuquicamata, en que a pesar que la apertura de la mina está terminada, va a requerir una serie de inversiones que están planificadas terminar hacia 2040”, detalló.
Respecto de los presupuestos de inversión y sus significativas alzas, Sougarret se refirió a sus principales causas: el desarrollo simultáneo de megaproyectos generó escasez de mano de obra y de contratistas especializados, así como de insumos; en 2020 se sumaron los efectos de la pandemia, que obligó a ralentizar las faenas, privilegiándose operar en vez del avance de los proyectos; en 2022 se añadió la inflación internacional, la escasez de suministros críticos y problemas de logística, derivados de la guerra entre Rusia y Ucrania.
En particular sobre Chuquicamata Subterránea, especificó que la mina está abierta y produciendo cerca de 1,8 millón de toneladas mensuales, equivalentes a 60 mil ton/día. Sin embargo, admitió que han tenido dificultades: “Entramos en una zona desconocida para la explotación de minería subterránea, de la que si bien teníamos información, una vez abierta la mina hemos encontrado algunos problemas en el diseño, básicamente en el panel central (…) producto del fallamiento de algunos pilares centrales que comprometió del orden del 20% del área completa”.
Otra dificultad ha sido el material particulado fino generado por el hundimiento, que ha afectado la ventilación y la mantención de los equipos operativos. Aunque, por otro lado, esta condición beneficiaría la molienda del mineral, gracias a la obtención de material mucho más fino del que tenían pronosticado. Asimismo, a diferencia de El Teniente, Chuquicamata Subterránea es una mina seca, sin agua, acotó Spugarret. “Por lo tanto, lo más probable que va a ocurrir, y así está ocurriendo, es que desde el punto de vista de la productividad, es una mina que va a tener muchos mejores resultados”, aseguró.
Con todo, alcanzar su plena capacidad productiva, de 140.000 ton/día, tardará unos dos a tres años, dijo.
En relación al proyecto Nuevo Nivel Mina, sostuvo que en la construcción de túneles se generaron estallidos de roca que obligaron a seguir a un ritmo mucho menor que el diseño original: “En estos túneles estamos avanzando en torno a medio metro por día en promedio”, expuso. Ello significó retrasar la entrada en operación de los nuevos sectores y la definición de una nueva estrategia: desarrollar dos niveles superiores que deberían partir en 2024 y en paralelo seguir construyendo el túnel de la correa principal que será la columna vertebral del sistema de transporte de la mina. “Nos quedan 500 metros de 8 kilómetros”, indicó. Mientras, están tomando acciones alternativas para sacar el mineral desde la profundidad a través de un sistema de rampas, que conectará con el sistema de transporte actual.
“Tenemos dos grandes desviaciones importantes que han mermado nuestra capacidad productiva. Y en el corto plazo lo que ha pasado es que Codelco ya no tuvo las holguras necesarias para resolver los habituales retrasos en la ejecución de estos megaproyectos, y a partir de 2022 hemos ido generando una pérdida de capacidad productiva, debido a la alimentación de minerales de menor calidad a los que originalmente estaban contemplados, mientras se habilitan los nuevos sectores mineros”, explicó. Según el ejecutivo, un 21% de la caída de la producción en 2022-23 se explica por los retrasos en los proyectos estructurales y un 79% por dificultades operacionales derivadas de un mayor estrés en las instalaciones actuales.
Además, manifestó que se han producido interferencias en la continuidad operacional, por distintas circunstancias. Una tiene relación con no haber realizado algunas inversiones mayores en activos que serían reemplazados por los proyectos estructurales, pero que dado el cambio en la estrategia de desarrollo de estos últimos, se han seguido usando instalaciones antiguas con problemas de disponibilidad y mayores costos, como la planta Sewell y la planta concentradora de Andina. También mencionó razones geotécnicas, como el deslizamiento ocurrido en Ministro Hales; problemas geometalúrgicos, por minerales más complejos de lixiviar y uso de stock con minerales mixtos; la ocurrencia de eventos ambientales; mantenciones mayores en fundiciones y refinerías; y menores leyes.
Respecto de la abultada deuda de la compañía, Sougarret recordó que Codelco debe entregar el 100% de sus utilidades a las arcas fiscales –a diferencia del resto de la industria–, lo que la obliga a financiar las inversiones con recursos propios, provenientes principalmente de depreciación, impuestos diferidos, provisiones de largo plazo y ventas de activos fijos, a los que se suma la deuda como otra fuente de financiamiento.
Esta condición, continuó, se tradujo en que, durante el súper ciclo (2010-2014) mientras la industria reinvirtió casi el 40% de sus utilidades para pagar créditos y quedar con un balance financiero holgado para enfrentar nuevas inversiones, Codelco no pudo aprovechar el boom para ordenar sus finanzas y pasó de una deuda de US$3.300 millones a casi US$14.000 millones. Agregó que el monto se mantuvo estable, en torno a US$15.000 millones, entre 2014 y 2018, gracias a la capitalización autorizada en 2018, por una parte, y por otra, a las decisiones internas de postergar RT Sulfuros, detener el desarrollo futuro de Andina y cambiarlo por el traspaso de Andina, y redefinir el Rajo Inca que, en vez de contemplar una nueva planta, se optó por intervenir la planta actual.
“De 2019 a la fecha el crecimiento de la deuda se ha podido contener, pero no amortizar; y renegociar. Hoy la deuda es del orden de US$19 mil millones”, indicó. Según el ejecutivo, si se hubiera aplicado la regla de las empresas privadas, es decir, retener entre el 20% y el 40% de las utilidades, la deuda estaría entre US$10.300 y US$3.500 millones respectivamente.
De acuerdo con Sougarret, 2023 será el año más “álgido” para la empresa, previendo un cambio en la tendencia a la baja de la producción a partir de 2014. Como argumento, planteó que la planta concentradora de Salvador, que ha estado en renovación durante el año, debería comenzar a operar a fines del presente año. Y que en 2024 iniciará su producción Andes Norte de El Teniente.
“Pero esto va a durar hasta 2030. Nos quedan varios años para retomar la capacidad productiva que teníamos antes de que se empezara a deteriorar, es decir, 1.700.000 toneladas, a fines de esta década”, aseveró.
Al respecto, puntualizó que Chuquicamata Subterránea y la cartera de proyectos de El Teniente prometen producciones del orden de 260 mil toneladas de cobre fino y sobre las 400 mil toneladas respectivamente. “Nuestra certeza es que tendremos proyectos rentables y exitosos, a pesar de todas las dificultades, y que operarán a plena capacidad cuando la demanda por cobre sea crítica”, planteó.
¿Qué están haciendo para lograrlo? El ejecutivo destacó que en cuanto a la continuidad operacional, están enfocados en recuperar estándares de faenas de excelencia, a través de distintas acciones, que incluyen ajustes organizacionales y racionalización de servicios. Respecto de los proyectos, están haciendo revisiones continuas de ellos.
Sobre la pregunta de si seguir o no con los proyectos estructurales, fue tajante: “Nos encontramos en un estado de avance tal, que ya es un camino sin retorno. Hemos invertido del orden de US$40.000 millones desde 2010 y con la información que tenemos a la vista, nos quedan alrededor de US$15.000 millones para terminar su ejecución”, expresó, aclarando que los proyectos no apuntan a aumentar la producción ni a mantener el liderazgo mundial de Codelco, sino a extender la vida útil de sus operaciones.
Panel
En el marco del panel, el expresidente del Directorio de Codelco, Óscar Landerretche, calificó como “escandalosa la manera en que el Estado de Chile esconde deuda externa en Codelco”. Opinó que no es posible manejar una empresa sujeta a ciclos electorales y que, al contrario, se requieren equipos estables.
Asimismo, sostuvo que el Directorio de la minera es muy pequeño para los desafíos que tiene; que debería estar integrado al menos por dos o tres ingenieros de mina, dos expertos en finanzas y un par de abogados. “Debe haber una comprensión del Directorio de lo que está haciendo la compañía”, planteó. Y acotó que los directores debieran permanecer por 10 años, independiente de los periodos políticos.
En tanto, Sergio Jarpa, presidente de Voces Mineras, recordó una columna suya (publicada hace seis años en Minería Chilena) donde expuso que Codelco estaba ante una tormenta perfecta: proyectaba que la producción de la empresa caería de 1,7 millón de toneladas de cobre anuales a 1,4 millón en 2021 y que su deuda alcanzaría a alrededor de US$18.000 millones a 2020. “En minería, lo que ocurre hoy es producto de lo que se hizo o dejó de hacer hace cinco o más años”, reflexionaba.
En ese contexto, se refirió a las posibles causas de la situación de la minera, vinculándolas tanto a los retrasos de los proyectos estructurales, como a problemas operativos. “Siempre me ha preocupado que los gerentes de Codelco llegan el lunes a mediodía y se van el jueves a mediodía. Habría que revisar ese tipo de situaciones, porque al ojo del amo engorda el caballo”, dijo. Además, hizo ver que los proyectos estructurales tienen problemas mineros, geomecánicos, pero que el expertiz en esas materias no está en la Vicepresidencia de Proyectos, sino que es contratada con terceros. “¿Quién sabe más en el mundo sobre block caving que la gente de Teniente o Salvador? Ese know how no ha sido bien aprovechado. Si queremos corregir hay que modificar ese enfoque”, concluyó.
Fuente: vvmm.cl