A finales de 2022 e inicios de 2023, se proyectaba una mejora en la producción que no se materializó. Esta discrepancia entre las expectativas y la realidad evidencia la necesidad de cautela y una planificación más realista.
Por Juan Carlos Guajardo
Durante el 2023, la industria minera chilena enfrentó una serie de desafíos que llevaron a una disminución notable en la producción de cobre, alcanzando las cifras más bajas de las últimas dos décadas. Este declive resalta los retos multifacéticos que enfrenta este sector clave para la economía del país.
El principal actor de esta disminución ha sido Codelco, que registró su producción más baja en 25 años, con solo 1.325 millones de toneladas. Esto se debió a problemas operativos y retrasos en proyectos estructurales importantes como Rajo Inca, Chuquicamata subterránea y Desarrollo Teniente.
A esto se suman las condiciones meteorológicas extremas que impactaron severamente en las operaciones de zonas como Teniente y Andina, demostrando cómo el factor climático debe ser cada vez más tenido en cuenta.
Anglo American también experimentó una disminución del 15% en su producción de cobre, atribuible a la dureza del mineral y efectos de retrasos en la aprobación de proyectos, lo que llevó al cierre de una planta de procesamiento y a la eliminación de cerca de 150 puestos de trabajo.
La situación se agrava con el cierre de la operación en Cerro Colorado de BHP después de 30 años, marcando el primer cierre de una gran minera en las últimas dos décadas. Además, la partida de Quebrada Blanca II ha sido desafiante, lo que subraya las dificultades que enfrentan los nuevos proyectos mineros,
Sin embargo, no todo es pesimismo. Para 2024, se prevé una ligera recuperación, con Cochilco proyectando un aumento del 5,7% en la producción nacional.
Codelco espera un incremento gradual en su producción, lo que estará sujeto a la ausencia de incidentes en sus operaciones, mientras que Quebrada Blanca II y AMSA, con su nuevo proyecto INCO, contribuirán significativamente a esta recuperación. No obstante, queda por ver la evolución de la situación de Anglo American en Los Bronces.
A finales de 2022 e inicios de 2023, se proyectaba una mejora en la producción que no se materializó. Esta discrepancia entre las expectativas y la realidad evidencia la necesidad de cautela y una planificación más realista. Por lo anterior es que estimamos que la producción en 2024 aumentará, pero menos de lo que se ha anunciado.
Además, aunque la producción de cobre ha disminuido, ha habido un aumento en la producción de litio, molibdeno, oro, plata y hierro, lo que sugiere un incipiente potencial de mayor diversificación para la industria minera chilena.
Fuente: El Mercurio