«Es urgente que Chile tome acción y trabaje en la formulación de una política coherente y a largo plazo, que aproveche su riqueza en recursos naturales y su potencial en investigación e innovación para posicionarse como un líder en la producción y acceso responsable de minerales críticos. Solo así podrá asegurar un futuro próspero y sostenible para las generaciones venideras.»
Por Juan Carlos Guajardo
En un mundo cada vez más tecnológico, sostenible y en transición energética, la demanda de minerales críticos se ha disparado. Estos minerales (tierras raras, cobalto, cobre, litio, manganeso, grafito y níquel, entre otros), son fundamentales para la producción de dispositivos electrónicos, vehículos eléctricos, energías renovables y una amplia gama de tecnologías de vanguardia. Ante este creciente desafío, y la reconfiguración geopolítica en curso, varios países han establecido políticas integrales para asegurar el acceso y producción sostenible de estos recursos estratégicos.
Sin embargo, Chile, siendo una de las principales potencias mineras, aún no ha consolidado una política cohesionada para enfrentar esta realidad, limitándose a retazos aún inconexos como la Estrategia Nacional del Litio, del hidrógeno verde y esbozos de una “minería verde”.
Países ricos en recursos minerales críticos como Australia y Canadá han implementado estrategias integrales para aprovechar su posición privilegiada en el mercado global. Estas naciones han intensificado sus esfuerzos para producir más minerales, fomentando la exploración para tener más proyectos e invirtiendo en infraestructura para facilitar el acceso a nuevos territorios.
También buscan la diversificación de sus compradores a través de acuerdos comerciales mediante alianzas estratégicas con países de diferentes continentes, optimización de la cadena de valor de los minerales críticos y la promoción de la innovación y el desarrollo tecnológico de la minería. Buscando específicamente usar los minerales críticos para convertirse en superpotencias de energía limpia y para fomentar el empleo.
El mundo occidental consumidor de minerales críticos acelera para tratar de alcanzar la ventaja que tomó China en este punto con su mayor capacidad de producción y procesamiento de varios de estos minerales. Así es como Estados Unidos a través sobre todo de la Inflation Reduction Act, busca la promoción de producción de minerales críticos en su territorio y en países aliados. La Unión Europea negocia acuerdos con países específicos, especialmente en América Latina, y Japón apuesta por la investigación en tecnologías de uso eficiente, así como la formación de alianzas con países confiables.
El tamaño de la oportunidad para países como Chile o Perú es muy grande pero lamentablemente no se ha logrado aún entender a cabalidad. En primer lugar, prevalece la lentitud, sin un sentido de urgencia acorde con las circunstancias, lo que lleva al desaprovechamiento de valiosas oportunidades.
Una segunda razón radica en la falta de enfoque coherente en estos temas. Si Chile fuera capaz de presentar una agenda país ordenada y clara frente al mundo, la disposición para invertir sería considerablemente mayor que en la situación actual.
Pero hay una tercera razón que es aún más compleja y es que parecen haber dudas en un sector importante del país, que si bien entiende que existe una oportunidad, en el fondo no están dispuestos a apostar por la minería por razones ideológicas, políticas o ambientales. Estas dudas enlentecen si es que no paralizan. El ejemplo de la pérdida de participación de mercado del litio se ha mencionado hasta el cansancio, pero también está la caída proyectada de inversión en el cobre porque no hay proyectos luego de años de un sistema de permisos kafkiano, o la denegación de tramitación al único proyecto de tierras raras, entre otros problemas.
Es urgente que Chile tome acción y trabaje en la formulación de una política coherente y a largo plazo, que aproveche su riqueza en recursos naturales y su potencial en investigación e innovación para posicionarse como un líder en la producción y acceso responsable de minerales críticos. Solo así podrá asegurar un futuro próspero y sostenible para las generaciones venideras.
Fuente: La Tercera